Sebastián*, de cuatro años, tenía una tarea grande y laboriosa por completar. Con un sentido de urgencia, correteaba por la playa, cargando y arrastrando tantas de esas pesadas bolas verdes como podía encontrar. Necesitaba recogerlas todas y llevarlas de regreso a Quito. Entonces, vio una oportunidad que no pudo resistir. Se acercó a una palmera y comenzó a sacudir su tronco, intentando hacer que los cocos cayeran. Afortunadamente, sus tías intervinieron antes de que tuviera éxito.

 Al pequeño John*, que acaba de cumplir un año, no le gusta mucho la transición de las papillas familiares a lo desconocido y aventurero de los alimentos sólidos. Él tampoco tiene prisa por caminar. ¿Por qué caminar con sólo dos piernas cuando se pueden utilizar las cuatro extremidades para moverse?

Hay algo en la forma en que la pequeña Katy* dice “buenos días” que realmente parece prometerle a uno un buen día. “¡Buenos días!” dice en el tono más dulce mientras inclina la cabeza, saludando a todos los que encuentra. Cuando se le pregunta cómo se llama, nunca dice solo su nombre. En cambio, siempre dice su nombre y apellido, ¡para que todos sepan exactamente quién es ella!

Todos los ojos estaban fijos en Nelcy, la madrina de Carla, mientras ella le quitaba las sandalias y le ponía su primer par de tacones altos. Era el momento que todos habían estado esperando. Carla dejaba atrás la niñez y oficialmente se convertía en una señorita.

Lucas* estaba ocupado en la cocina preparando jugo de maracuyá, cuando una de sus tías (cuidadoras), Pilar, entró y se sirvió un vaso de agua. A veces se siente cohibido cuando la gente lo observa preparar comida o refrigerios, por lo que se puso nervioso y comenzó a agregar agua distraídamente al jugo. "Solo agrega un poco de agua, no demasiado," Pilar lo guió amablemente, mientras él seguía agregando más agua. Pero era muy tarde…

No fui a la escuela hoy", gritó Luis, mientras yo entraba a la casa.

"¿En serio? ¿Por qué?" pregunté, muy interesado.

"Bueno... tengo cosas que hacer, ya sabes", respondió. Una sonrisa juguetona se dibujó en su rostro mientras salía a jugar.

Resulta que solo tenía una cita con el médico esa mañana…

Verónica se emociona al hablar de la graduación de Lucas y del momento en que recibió el honor de ser Primer Escolta, como resultado de su alto rendimiento académico en su vida escolar. Verónica ha sido una de las tías cuidadoras de Lucas desde que era un niño pequeño y lo ha visto superar la adversidad.

Solo sabía tres palabras en ese momento: agua, pan, y achachay. Mateo había celebrado recientemente su tercer cumpleaños cuando fue adoptado de Hogar Para Sus Niños. A una edad tan temprana, aprendió rápidamente un nuevo idioma cuando se unió a su familia en Italia.

Mateo tiene ahora catorce años…

Si alguna vez has estado cerca de un niño de cinco años, sabes cuánto les encanta hacer preguntas. Michael*, que ha estado en Hogar Para Sus Niños desde que era un bebé, es tan curioso como es de esperarse. No está satisfecho hasta que sabe el “por qué” detrás de cada situación, y siempre está ansioso por la próxima excursión, listo para aprender más.