¡Solo Un Coco Más!
Sebastián*, de cuatro años, tenía una tarea grande y laboriosa por completar. Con un sentido de urgencia, correteaba por la playa, cargando y arrastrando tantas de esas pesadas bolas verdes como podía encontrar. Necesitaba recogerlas todas y llevarlas de regreso a Quito. Entonces, vio una oportunidad que no pudo resistir. Se acercó a una palmera y comenzó a sacudir su tronco, intentando hacer que los cocos cayeran. Afortunadamente, sus tías intervinieron antes de que tuviera éxito.
Como probablemente adivinaste, no fueron las olas, ni la arena, ni las conchas lo que dejó la mayor impresión en Sebastián. ¡Fueron los cocos! Esas pelotas naturales esparcidas por la playa lo fascinaban. ¿Cómo podía simplemente dejarlas ahí? Digamos que darse cuenta de que no podría llevar su pila de cocos en el bus de regreso a Quito no lo hizo muy feliz.
A pesar de su decepción, Sebastián creó recuerdos para toda la vida en la playa de Cojimíes, a unas cinco horas desde Hogar Para Sus Niños en Quito, junto con otros veintitrés niños del hogar y sus tias. TÚ hiciste posible que Sebastián y sus amigos tuvieran la experiencia inolvidable de ver el océano por primera vez. Al principio, quedaron asombrados, dudando antes de lanzarse al agua. Sin embargo, una vez que lo hicieron, rieron y gritaron de alegría mientras jugaban en las olas.
Les encantó recoger conchas, saltar sobre las olas y construir castillos de arena. Jugar en la arena fue un momento oportuno para recordarles la importancia de construir la vida sobre la roca de Jesucristo, en lugar de sobre una base inestable y cambiante. También se les recordó la hermosa y asombrosa creación de Dios y cómo Él hizo lugares como la playa para que los disfrutaran. Además de pasar horas en la playa, disfrutaron probando mariscos frescos por primera vez—el encocado de pescado fue el favorito de todos—y nadando en la piscina del hotel.
Todas estas hermosas experiencias y recuerdos no habrían sido posibles sin tu generoso apoyo. Es fundamental para el crecimiento emocional y cognitivo de los niños vivir experiencias de “vacaciones familiares”, donde puedan participar en actividades tangibles, divertidas y educativas fuera de su rutina habitual. Aunque Sebastián no pudo llevarse su tesoro de cocos al hogar, estamos seguros de que atesorará estos momentos en los años venideros. ¡Gracias por hacerlo posible!
*El nombre ha sido cambiado para proteger su privacidad.