¡Solo Un Coco Más!
Sebastián*, de cuatro años, tenía una tarea grande y laboriosa por completar. Con un sentido de urgencia, correteaba por la playa, cargando y arrastrando tantas de esas pesadas bolas verdes como podía encontrar. Necesitaba recogerlas todas y llevarlas de regreso a Quito. Entonces, vio una oportunidad que no pudo resistir. Se acercó a una palmera y comenzó a sacudir su tronco, intentando hacer que los cocos cayeran. Afortunadamente, sus tías intervinieron antes de que tuviera éxito.
El regalo de un nuevo comienzo
Al pequeño John*, que acaba de cumplir un año, no le gusta mucho la transición de las papillas familiares a lo desconocido y aventurero de los alimentos sólidos. Él tampoco tiene prisa por caminar. ¿Por qué caminar con sólo dos piernas cuando se pueden utilizar las cuatro extremidades para moverse?
Una Familia Para Katy
Hay algo en la forma en que la pequeña Katy* dice “buenos días” que realmente parece prometerle a uno un buen día. “¡Buenos días!” dice en el tono más dulce mientras inclina la cabeza, saludando a todos los que encuentra. Cuando se le pregunta cómo se llama, nunca dice solo su nombre. En cambio, siempre dice su nombre y apellido, ¡para que todos sepan exactamente quién es ella!